sábado, 1 de septiembre de 2007
¡EXPLORANDO TU REGIÓN!.
De las 7 Regiones de Oaxaca, es la región mixteca la que resguarda el legado arquitectónico d la congregación religiosa de los Frailes Dominicos. La ruta Dominica se extiende hasta guatemala y son decenas de capillas las que habría que visitar, pero la ruta Dominica infantil visitó las siguientes poblaciones:
Nochixtlán
Coixtlahuaca
Yanhuitlán
San Juan y San Pedro Teposcolula
Huajuapan de León
Tlaxiaco
Teotongo
Un total de 36 niños provenientes de los municipios visitados, 6 talleristas: dibujo y pintura, cámara estenopéica, cuenta cuentos y radio; la participación de las casa de cultura o casas del pueblo de lo municipios involucrados, personal de la Secretaría de Cultura y del programa federal "Alas y Raíces a los Niños Oaxaqueños", fueron los ingredientes de "Explorando tu Región en la Ruta Dominica"
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Teotongo
Los Frailes Dominicos
La Orden de Predicadores (Ordo Praedicatorum, O.P.), conocidos popularmente como Dominicos y Orden Dominicana, es una orden mendicante fundada por Santo Domingo de Guzmán en Toulouse, Francia. Su hábito es blanco con una túnica, escapulario, capucha y una capa de color negro. Utilizan como logo más conocido, la cruz de Calatrava pintada con los colores de la orden. El lema de la Orden es Laudare, Benedicere, Praedicare (Alabar, Bendecir y Predicar)
Una etimología apócrifa atribuye el nombre de la orden a "Domini Canis", es decir, perros (guardianes) del Señor, pero en realidad se deriva del nombre de su fundador Santo Domingo (Dominicus, en latín). Fueron los evangelizadores y maestros de los pueblos indígenas de Oaxaca.
Una etimología apócrifa atribuye el nombre de la orden a "Domini Canis", es decir, perros (guardianes) del Señor, pero en realidad se deriva del nombre de su fundador Santo Domingo (Dominicus, en latín). Fueron los evangelizadores y maestros de los pueblos indígenas de Oaxaca.
Aurora de Tlaxiaco
alguna duda?
sí...somos guapos y qué?
Luis Fernando escuchando a los niños y aprendiendo de ellos
Por un mundo justo y libre
en una de las paradas
Santos y beatos de la orden
Santo Domingo de Guzmán, Fundador de la orden
San Pedro de Verona (Verona (Italia) 1205, Milán 6 de abril de 1252)
San Jacinto de Polonia († 1257)
Santa Zdislava de Lemberck (Moravia 12??, Jablona 1252)
San Alberto Magno (Baviera 1206, 15 de noviembre de 1280)
Santa Margarita de Hungría († 1270)
Beato Jordán de Sajonia.
Santo Tomás de Aquino (Rocaseca, Nápoles, 1225 - Fossanova, 7 de marzo de 1274)
San Raimundo de Peñafort († 1275)
Santa Inés de Montepulciano(† 1317)
Santa Catalina de Siena (Siena (Italia)1347, Roma 1380)
San Vicente Ferrer (1350, 1419)
Beato Fray Angélico (Vicchio di Mugello (Florencia) 1395 c. - † Roma 1455),
San Antonino de Florencia (Florencia 1389, † 28 de mayo de 1459)
San Juan de Colonia († 1572)
Santa Catalina de Ricci († 1590)
San Martín de Porres (Lima, 1579 - † Lima, 1639)
San Juan Macías (*Ribera del Fresno 1585 - † Lima 1645)
Santa Rosa de Lima (1586, 1617)
San Pío V
San Luis Bertrán (1526 - 1639)
Mártires dominicos de China († 1614-1637)
Mártires dominicos de Vietnam († 1745-1862)
Beato Jacinto María Cormier (maestro de la Orden)
Personalidades de la orden [editar]
Bartolomé de las Casas (??, Madrid 18 de julio de 1566)
Fray Enrique Lacordaire (Recey-sur-Ource, 1802 - † Sorèze, 1861)
Lope de Barrientos (*Medina del Campo, 1382 - †Cuenca, 1469)
Juan de Torquemada (??, Minerva - †(Roma)1468)
Tomás de Torquemada (1420 - †16 de septiembre de 1498)
Vincent McNabb (8 de julio de 1868 – 17 de junio de 1943)
Timoteo Radcliffe (maestro de la Orden)
Tomás de Vio Cayetano (1468 - 1534) maestro de la Orden y teólogo de renombre
Marie Dominique Chenu
Yves Congar
Dominicos en la ciencia [editar]
Vicente de Bauvais (1190-1264). Erudito, escribió la enciclopedia "Espejo mayor", compendio de física y ciencias naturales.
Tomás de Cantimpré (1210-1270). Zoólogo escritor de la enciclopedia "Sobre la naturaleza de las cosas" integrada por 20 libros.
Teodorico Teutónico de Vriberg (1250-1313) Dominico alemán profesor de París. Primero en explicar de forma cualitativamente el arcoiris, su teoría fue tomada posteriormente por Descartes.
Francisco de Vitoria (Burgos o Vitoria, 1483/1486 - † Salamanca, 1546), fundador del Derecho Internacional.
Juan de Ortega (1480-1568). Matemático autor del "Tratado subtilísimo d'aritmética y geometría". Su trabajo contribuyó al desarrollo de la teoría sobre la caída libre.
Domingo de Soto (1495-1560). Físico utiliza la velocidad media para calcular el camino recorrido en caida libre.
Ignacio Danti (1536-1586) Miembro de la comisión científica que diseñó el calendario gregoriano
San Pedro de Verona (Verona (Italia) 1205, Milán 6 de abril de 1252)
San Jacinto de Polonia († 1257)
Santa Zdislava de Lemberck (Moravia 12??, Jablona 1252)
San Alberto Magno (Baviera 1206, 15 de noviembre de 1280)
Santa Margarita de Hungría († 1270)
Beato Jordán de Sajonia.
Santo Tomás de Aquino (Rocaseca, Nápoles, 1225 - Fossanova, 7 de marzo de 1274)
San Raimundo de Peñafort († 1275)
Santa Inés de Montepulciano(† 1317)
Santa Catalina de Siena (Siena (Italia)1347, Roma 1380)
San Vicente Ferrer (1350, 1419)
Beato Fray Angélico (Vicchio di Mugello (Florencia) 1395 c. - † Roma 1455),
San Antonino de Florencia (Florencia 1389, † 28 de mayo de 1459)
San Juan de Colonia († 1572)
Santa Catalina de Ricci († 1590)
San Martín de Porres (Lima, 1579 - † Lima, 1639)
San Juan Macías (*Ribera del Fresno 1585 - † Lima 1645)
Santa Rosa de Lima (1586, 1617)
San Pío V
San Luis Bertrán (1526 - 1639)
Mártires dominicos de China († 1614-1637)
Mártires dominicos de Vietnam († 1745-1862)
Beato Jacinto María Cormier (maestro de la Orden)
Personalidades de la orden [editar]
Bartolomé de las Casas (??, Madrid 18 de julio de 1566)
Fray Enrique Lacordaire (Recey-sur-Ource, 1802 - † Sorèze, 1861)
Lope de Barrientos (*Medina del Campo, 1382 - †Cuenca, 1469)
Juan de Torquemada (??, Minerva - †(Roma)1468)
Tomás de Torquemada (1420 - †16 de septiembre de 1498)
Vincent McNabb (8 de julio de 1868 – 17 de junio de 1943)
Timoteo Radcliffe (maestro de la Orden)
Tomás de Vio Cayetano (1468 - 1534) maestro de la Orden y teólogo de renombre
Marie Dominique Chenu
Yves Congar
Dominicos en la ciencia [editar]
Vicente de Bauvais (1190-1264). Erudito, escribió la enciclopedia "Espejo mayor", compendio de física y ciencias naturales.
Tomás de Cantimpré (1210-1270). Zoólogo escritor de la enciclopedia "Sobre la naturaleza de las cosas" integrada por 20 libros.
Teodorico Teutónico de Vriberg (1250-1313) Dominico alemán profesor de París. Primero en explicar de forma cualitativamente el arcoiris, su teoría fue tomada posteriormente por Descartes.
Francisco de Vitoria (Burgos o Vitoria, 1483/1486 - † Salamanca, 1546), fundador del Derecho Internacional.
Juan de Ortega (1480-1568). Matemático autor del "Tratado subtilísimo d'aritmética y geometría". Su trabajo contribuyó al desarrollo de la teoría sobre la caída libre.
Domingo de Soto (1495-1560). Físico utiliza la velocidad media para calcular el camino recorrido en caida libre.
Ignacio Danti (1536-1586) Miembro de la comisión científica que diseñó el calendario gregoriano
en Tlaxiaco
nos cantaron!
desmañanadas...
lluvioso el día en Tlaxiaco
ya de noche el entusiasmo por el arte se mantenía
al final del taller de cuentos
leyéndo su cuento
La clausura en Huajuapan
Anahi de Nochixtlan
NO DISCRIMINES
Los dominicos nacen en el contexto de la lucha contra las herejías, que eran muy fuertes y numerosas a comienzos del siglo XIII, amenazando con dividir a una Iglesia Católica cuya jerarquía y clero se encontraba en uno de sus puntos de mayor degeneración.
Santo Domingo de Guzmán, natural de Caleruega, España, era un clérigo que integraba el capítulo de la catedral de Osma (actualmente El Burgo de Osma). Durante un viaje diplomático realizado con su obispo al norte de Europa, tuvo la oportunidad de atravesar Francia y entrar en comunicación con varios grupos declarados como herejes cátaros y albigenses, quienes predicaban contra la jerarquía eclesiástica, pregonando la pobreza mendicante y el regreso a la Iglesia primitiva. Hacia 1206 Santo Domingo tuvo la idea de organizar un grupo que fuera a predicar en tierras de herejes, buscando su conversión. Dicho grupo debía vivir pobremente, sin criados ni posesiones. El Papa aprobó la idea, pero la experiencia no tuvo éxito inmediato, por lo que los gobiernos civil y eclesiástico optaron por utilizar la fuerza, llevando a cabo una guerra contra estos grupos heréticos.
Diversas representaciones de la cruz de Calatrava, símbolo de la Orden
Santo Domingo continúa madurando su idea y se va a vivir a la diócesis de Toulouse, donde fundó un monasterio mixto en Prouille. Finalmente, hacia 1215 organizó la primera comunidad formal de "hermanos predicadores", como fue llamada la Orden naciente. Se componía de 16 integrantes. Dicha comunidad se guiaba bajo la regla de San Agustín y vivía en conventos o casas urbanas, bajo una espiritualidad a la vez monástica y a la vez apostólica. El lema escogido fue «Contemplate aliis tradere», es decir: «Contemplar y dar a otros el fruto de la contemplación». Todo esto fue novedoso para la época, pues hasta entonces, los religiosos vivían en monasterios y no se dedicaban a la predicación, la cual, en teoría, era monopolio de los obispos, quienes tampoco la ejercían, imbuidos como estaban en asuntos económicos y de poder. Los dominicos tomaron como ejes de su carisma el estudio y la predicación, unidos a la pobreza mendicante.
La Orden fue aprobada por el Papa Honorio III en 1216. Pocos años después Santo Domingo toma la decisión de dispersar al pequeño grupo, enviándolo a lugares claves de la Europa de entonces: París y Bolonia, donde se encontraban las dos principales universidades del mundo occidental. El éxito fue inmediato. Si en 1221, cuando murió su fundador, Los dominicos eran alrededor de 300 frailes, unos cincuenta años más tarde el número bordeaba los 10.000 miembros. Hasta el siglo XIX, los dominicos representaron la segunda comunidad masculina más numerosa, después de los franciscanos.
Pronto se hicieron muy populares, y grandes teólogos se forjaron en sus filas. Los casos más renombrados son los de Santo Tomás de Aquino, San Alberto Magno, el Maestro Meister Eckart y San Vicente Ferrer.
La preparación y formación teológica expuesta tanto por los dominicos como por los franciscanos hizo que al fundarse la Inquisición, en 1231, las autoridades se fijaran en estos religiosos y le confiaran su organización, que llevaron adelante con mucho celo, al punto de que los primeros quedaron asociados para siempre con este tristemente célebre tribunal. Tal vez los más famosos inquisidores son Bernardo Gui (o de Guio) y Tomás de Torquemada, ambos dominicos.
Tras una decadencia que afectó a todas las órdenes religiosas en general durante el siglo XIV, los Dominicos se reformaron en el siglo XV, y alcanzaron su época de mayor gloria intelectual que protagonizaron los dominicos del Convento de San Esteban de Salamanca, donde se forjó la Escuela de Salamanca, en su faceta teológica, que daría después sus frutos en el derecho y en la economía, con personajes de la talla de Francisco de Vitoria, Tomás de Mercado o Domingo de Soto, que hicieron unos planteamientos sobre los problemas de la sociedad inusualmente avanzados.
Mientras tanto se enfrentaban a una nueva tarea: la Evangelización de América. Su trabajo allí fue muy importante y en los anales de la historia se tiene en especial consideración a Fray Bartolomé de las Casas, Fr. Antonio de Montesinos, Fr. Pedro de Córdoba, San Luis Beltrán y otros más por su labor en la defensa de los derechos de los indígenas americanos.
En América, los Dominicos también intervinieron en la educación de la población criolla, a través de la fundación de centros universitarios y en la propagación de prácticas y devociones que aún hoy están presentes entre la población católica, como la devoción a la Virgen María a través del rezo del rosario.
Al advenir la época de las revoluciones (siglos XVIII-XIX) tanto en Europa como en América, la Orden soportó la crisis más grande de su historia. La inobservancia, la laxitud, la aridez intelectual, unida a los ataques que desde el exterior lanzaron las autoridades políticas de corte liberal, la llevaron a casi desaparecer por completo. A partir del siglo XIX comenzó una segunda restauración, si bien el número de religiosos nunca volvió a tener el guarismo de otras épocas. Uno de los restauradores más conocidos por su influencia en Francia y en Europa en general, fue Enrique Lacordaire.
En el siglo XX la Orden Dominicana recuperó parte de su antiguo esplendor en el campo teológico y pastoral. Por medio de teólogos como Marie Dominique Chenu e Yves Congar, entre otros, los dominicos tuvieron una influyente participación en el Concilio Vaticano II. En la actualidad, los alrededor de 8.000 frailes que existen se dedican especialmente al estudio teológico y filosófico, a la pastoral en parroquias, a la misión y la enseñanza en centros de estudio.
Santo Domingo de Guzmán, natural de Caleruega, España, era un clérigo que integraba el capítulo de la catedral de Osma (actualmente El Burgo de Osma). Durante un viaje diplomático realizado con su obispo al norte de Europa, tuvo la oportunidad de atravesar Francia y entrar en comunicación con varios grupos declarados como herejes cátaros y albigenses, quienes predicaban contra la jerarquía eclesiástica, pregonando la pobreza mendicante y el regreso a la Iglesia primitiva. Hacia 1206 Santo Domingo tuvo la idea de organizar un grupo que fuera a predicar en tierras de herejes, buscando su conversión. Dicho grupo debía vivir pobremente, sin criados ni posesiones. El Papa aprobó la idea, pero la experiencia no tuvo éxito inmediato, por lo que los gobiernos civil y eclesiástico optaron por utilizar la fuerza, llevando a cabo una guerra contra estos grupos heréticos.
Diversas representaciones de la cruz de Calatrava, símbolo de la Orden
Santo Domingo continúa madurando su idea y se va a vivir a la diócesis de Toulouse, donde fundó un monasterio mixto en Prouille. Finalmente, hacia 1215 organizó la primera comunidad formal de "hermanos predicadores", como fue llamada la Orden naciente. Se componía de 16 integrantes. Dicha comunidad se guiaba bajo la regla de San Agustín y vivía en conventos o casas urbanas, bajo una espiritualidad a la vez monástica y a la vez apostólica. El lema escogido fue «Contemplate aliis tradere», es decir: «Contemplar y dar a otros el fruto de la contemplación». Todo esto fue novedoso para la época, pues hasta entonces, los religiosos vivían en monasterios y no se dedicaban a la predicación, la cual, en teoría, era monopolio de los obispos, quienes tampoco la ejercían, imbuidos como estaban en asuntos económicos y de poder. Los dominicos tomaron como ejes de su carisma el estudio y la predicación, unidos a la pobreza mendicante.
La Orden fue aprobada por el Papa Honorio III en 1216. Pocos años después Santo Domingo toma la decisión de dispersar al pequeño grupo, enviándolo a lugares claves de la Europa de entonces: París y Bolonia, donde se encontraban las dos principales universidades del mundo occidental. El éxito fue inmediato. Si en 1221, cuando murió su fundador, Los dominicos eran alrededor de 300 frailes, unos cincuenta años más tarde el número bordeaba los 10.000 miembros. Hasta el siglo XIX, los dominicos representaron la segunda comunidad masculina más numerosa, después de los franciscanos.
Pronto se hicieron muy populares, y grandes teólogos se forjaron en sus filas. Los casos más renombrados son los de Santo Tomás de Aquino, San Alberto Magno, el Maestro Meister Eckart y San Vicente Ferrer.
La preparación y formación teológica expuesta tanto por los dominicos como por los franciscanos hizo que al fundarse la Inquisición, en 1231, las autoridades se fijaran en estos religiosos y le confiaran su organización, que llevaron adelante con mucho celo, al punto de que los primeros quedaron asociados para siempre con este tristemente célebre tribunal. Tal vez los más famosos inquisidores son Bernardo Gui (o de Guio) y Tomás de Torquemada, ambos dominicos.
Tras una decadencia que afectó a todas las órdenes religiosas en general durante el siglo XIV, los Dominicos se reformaron en el siglo XV, y alcanzaron su época de mayor gloria intelectual que protagonizaron los dominicos del Convento de San Esteban de Salamanca, donde se forjó la Escuela de Salamanca, en su faceta teológica, que daría después sus frutos en el derecho y en la economía, con personajes de la talla de Francisco de Vitoria, Tomás de Mercado o Domingo de Soto, que hicieron unos planteamientos sobre los problemas de la sociedad inusualmente avanzados.
Mientras tanto se enfrentaban a una nueva tarea: la Evangelización de América. Su trabajo allí fue muy importante y en los anales de la historia se tiene en especial consideración a Fray Bartolomé de las Casas, Fr. Antonio de Montesinos, Fr. Pedro de Córdoba, San Luis Beltrán y otros más por su labor en la defensa de los derechos de los indígenas americanos.
En América, los Dominicos también intervinieron en la educación de la población criolla, a través de la fundación de centros universitarios y en la propagación de prácticas y devociones que aún hoy están presentes entre la población católica, como la devoción a la Virgen María a través del rezo del rosario.
Al advenir la época de las revoluciones (siglos XVIII-XIX) tanto en Europa como en América, la Orden soportó la crisis más grande de su historia. La inobservancia, la laxitud, la aridez intelectual, unida a los ataques que desde el exterior lanzaron las autoridades políticas de corte liberal, la llevaron a casi desaparecer por completo. A partir del siglo XIX comenzó una segunda restauración, si bien el número de religiosos nunca volvió a tener el guarismo de otras épocas. Uno de los restauradores más conocidos por su influencia en Francia y en Europa en general, fue Enrique Lacordaire.
En el siglo XX la Orden Dominicana recuperó parte de su antiguo esplendor en el campo teológico y pastoral. Por medio de teólogos como Marie Dominique Chenu e Yves Congar, entre otros, los dominicos tuvieron una influyente participación en el Concilio Vaticano II. En la actualidad, los alrededor de 8.000 frailes que existen se dedican especialmente al estudio teológico y filosófico, a la pastoral en parroquias, a la misión y la enseñanza en centros de estudio.